El año pasado, Narayana Murthy, fundador de Infosys, hizo titulares que todavía resuenan en el mundo empresarial. Instó a los jóvenes trabajadores de TI a aspirar a jornadas laborales de 70 horas para ayudar a India a competir a nivel mundial. Sí, 70 horas. Siete-cero. Eso es casi el doble de lo que consideraríamos una semana laboral estándar, y francamente, te hace detenerte a pensar. Incluso ahora, su comentario sigue generando conversaciones sobre la cultura laboral y lo que esperamos de las personas. En un mundo donde se habla de equilibrio y salud física, el aspecto de la salud mental a menudo se pasa por alto.
Cuando los clientes de cualquier industria buscan precios más bajos—ya sean electrónicos, ropa o servicios—tenemos que preguntarnos: ¿a qué costo? Y más importante aún, ¿a costa de quién? ¿Estamos pagando por eficiencia y formas más rápidas de hacer las cosas, o simplemente estamos pagando por mano de obra más barata?
Las Personas Detrás de la Etiqueta de Precio
Me encanta una buena oferta tanto como a cualquiera. ¿Quién no quiere más por menos? Pero la verdad es que cuando algo es inusualmente barato, siempre hay un costo oculto en alguna parte. Si no lo paga el cliente, probablemente lo paguen las personas que realizan el trabajo.
La idea de jornadas largas y un horario implacable podría parecer una forma de aumentar la productividad y ganar una ventaja competitiva. Pero piensa en lo que eso significa para las personas detrás de esos números. Setenta horas a la semana significa trabajar de 9 AM a 9 PM, de lunes a sábado, más algunas horas adicionales para que quede claro. Deja poco tiempo para, bueno, vivir.
Es tiempo que se quita de la familia, los pasatiempos, el descanso y todas las pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena. En ese contexto, las personas se convierten en poco más que unidades de productividad. El verdadero costo termina siendo su bienestar, salud mental e incluso su capacidad para innovar o disfrutar su trabajo.
¿Y la Innovación?
Hay un mito persistente en el mundo de la consultoría de que más horas automáticamente significan mejores resultados. La productividad lleva al éxito, ¿cierto? Bueno, no siempre. La verdad es que las mejores ideas no suelen surgir en la hora 67 de una agotadora semana laboral, cuando tienes la vista borrosa y te alimentas de tu quinto café. Las grandes ideas nacen cuando las personas se sienten descansadas, con energía, y tienen el espacio para pensar más allá de la tarea inmediata frente a ellas.
Una cultura que prioriza jornadas interminables no fomenta la innovación, sino el agotamiento. Conduce a que personas talentosas se alejen de la industria porque están exhaustas y sin inspiración. ¿Y para qué? ¿Para ahorrar un poco en costos?
El Enfoque Centrado en las Personas
Cambiemos el enfoque del precio al valor. Valoremos a las personas detrás del trabajo tanto como al trabajo en sí. La industria tecnológica siempre ha sido sobre romper barreras y redefinir lo posible. Pero eso no significa que debamos llevar a las personas a sus límites.
En cambio, las empresas deben construir una cultura laboral que enseñe activamente a las personas a establecer límites y, lo más importante, que deje claro que hacerlo está bien. No se trata solo de dar permiso para desconectarse; se trata de crear un entorno donde decir “no” a demandas excesivas esté normalizado y sea respetado. Fomentar que las personas establezcan esos límites no es un signo de debilidad; es una forma de garantizar que todos puedan rendir al máximo sin agotarse.
Las mentes más brillantes necesitan tiempo para pensar, espacio para respirar y un entorno que apoye su creatividad y bienestar. El verdadero costo del exceso de trabajo es la pérdida de innovación, energía y, en última instancia, talento. Las personas sobrecargadas de trabajo no tienen la capacidad de ser su mejor versión, ni de crear su mejor trabajo.
Entonces, cuando te enfrentas a la promesa de precios más bajos, detente y pregunta qué significan realmente esos precios. ¿Estamos respaldando una cultura que agota a sus trabajadores en busca de ahorros, o estamos invirtiendo en un modelo sostenible que valora el bienestar, la creatividad y el éxito a largo plazo? Porque, a largo plazo, los equipos saludables y respaldados siempre ofrecerán mejores resultados, clientes más felices y una industria más vibrante.
Estamos aquí para hacer un gran trabajo y marcar la diferencia, sí. Pero también estamos aquí para vivir, para prosperar, no solo para sobrevivir. Y esa es la clase de cultura que beneficia a todos: clientes, empresas, y, lo más importante, a las personas que hacen que todo suceda.
Te hace pensar, ¿verdad?
Con cariño,
Amanda