Blog29 noviembre 2024

Construyendo una cultura que genera personas felices y resultados positivos

Escrito por:

Amanda Simms

CEO

La cultura laboral… esa fuerza invisible que impulsa todo, desde cómo colaboramos hasta cómo enfrentamos esos momentos de “¿Ya es viernes?”. Es algo que todos sentimos, pero que a menudo nos cuesta definir. Y créeme, es aún más complicado construirla, especialmente en una empresa completamente remota, repartida entre zonas horarias y continentes.

Sin embargo, aquí está la clave: la cultura importa. No solo en un sentido abstracto y agradable, como decir “¡Qué buen lugar para trabajar!” —aunque eso también es importante—, sino porque las personas felices hacen crecer tu negocio. Si tu equipo prospera, tu empresa también lo hará. No es ciencia compleja, es la esencia de la naturaleza humana.

La cultura fue el tema central la semana pasada durante el evento UKG Aspire en Las Vegas. La felicidad de las personas, la importancia de tratar bien a los empleados y fomentar conexiones significativas en el entorno laboral fueron temas recurrentes. Nos sentimos agradecidos por los elogios hacia nuestra propia cultura empresarial e inspirados por las conversaciones sobre cómo crear entornos donde las personas realmente puedan prosperar.

Este mes quiero profundizar en lo que realmente significa la cultura, por qué es tan crucial y cómo estamos trabajando para construir una que mantenga a nuestra gente feliz y a nuestro negocio fuerte.

¿Qué es realmente la cultura?

La cultura es simplemente «la forma en que hacemos las cosas aquí». Es un reflejo de quiénes somos, qué valoramos y cómo nos presentamos al trabajo cada día. Está presente en nuestras decisiones, desde cómo damos la bienvenida a los nuevos miembros del equipo hasta cómo nos comunicamos (o no) en Teams.

Si eres un líder pensando: “Oh, la cultura es cosa de Recursos Humanos; estoy demasiado ocupado con las tareas diarias”, es hora de replantearlo. La cultura es responsabilidad de todos, pero los líderes deben estar alineados y comprometidos. No se trata solo de dar el ejemplo o de colgar frases inspiradoras en la pared (aunque adoro una buena cita). Se trata de garantizar que los valores de tu empresa sean claros, coherentes y vividos a diario.

Remoto no significa desconectado

Aquí es donde las cosas se complican para quienes trabajamos de forma completamente remota. Sin una oficina física, no podemos confiar en charlas informales junto a la máquina de café o en reuniones espontáneas en los escritorios para mantener viva la cultura. Nuestra cultura debe reflejarse en cómo trabajamos juntos digitalmente. Esto implica ser intencionales en la forma en que nos comunicamos, colaboramos y celebramos.

Piénsalo: cada mensaje en Teams, videollamada o correo electrónico contribuye a nuestra cultura. Por eso, la claridad, la amabilidad y el humor son tan importantes. Puede que no podamos darnos un choque de manos en el pasillo, pero aún podemos conectarnos de forma humana. Y cuando lo logramos, es mágico.

El propósito detrás del trabajo

Las investigaciones demuestran que cuando los empleados comprenden el propósito de su trabajo, están más comprometidos y rinden mejor. Por lo tanto, como líderes, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que cada persona, desde el becario más reciente hasta el ejecutivo más experimentado, sepa cómo su trabajo contribuye al panorama general. Y no, un simple “¡Todos somos parte del equipo!” no será suficiente. Debe ser específico, significativo y repetirse con frecuencia para que cale.

En un mundo donde el propósito impulsa el rendimiento, debemos preguntarnos: ¿Cómo respalda nuestra cultura nuestra estrategia actual? Y, más importante aún, ¿hacia dónde necesitamos avanzar desde aquí?

Manteniéndolo real

La cultura no es algo que se establece y se olvida. Es un trabajo continuo, que evoluciona constantemente a medida que crecemos. Siempre hay una brecha entre la cultura que tienes y la que deseas. Cerrar esa brecha requiere datos, reflexión y algo de responsabilidad, al estilo tradicional.

¿Cómo medimos la cultura en un mundo remoto? A través de comentarios constantes, encuestas de compromiso y esas conversaciones humanas que son esenciales. Contamos con herramientas en nuestros productos de WFM y HCM para esto, ¡así que hay que utilizarlas! Aquí es donde los datos se combinan con la humanidad. No se trata solo de números, sino de comprender cómo se sienten realmente las personas y de ayudarles a conectarse con la misión de la empresa.

¿Y ahora, qué sigue?

Primero, aclaremos algo: la cultura no surge por accidente. Es intencional. La moldean líderes que entienden que las personas felices son el verdadero motor del éxito. Y lleva tiempo. Hablamos de años de pequeñas acciones deliberadas que, sumadas, crean algo poderoso.

Si queremos construir una cultura que impulse el rendimiento —y que mantenga a nuestra gente feliz mientras lo hacemos— necesitamos hacernos algunas preguntas:

  • ¿Qué comportamientos queremos ver en nuestros equipos cada día?
  • ¿Cómo aseguramos que esos comportamientos se reflejen en cada interacción con nuestros clientes?
  • ¿Y cómo podemos seguir evolucionando sin perder lo que nos hace únicos?

La conclusión

La conversación sobre la cultura debe empezar desde lo más alto y extenderse a todos los niveles de la empresa. Líderes, este mensaje es para vosotros: si queréis un equipo de alto rendimiento, debéis invertir en la cultura que lo respalda. Alineaos, centraos en los detalles. Y recordad: las personas felices impulsan vuestro negocio, ya sea que trabajen junto a vosotros en una oficina o al otro lado del mundo.

Con cariño, Amanda

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